Los Faiqueños dicen que las cosas que los rodean están dotadas de muchos espíritus extraordinarios, como en la cima de los cerros, ríos, los árboles, las aves, los animales, las piedras llamadas “huacas” encaminan el destino del hombre Faiqueño, porque creen que tienen poderes misteriosos, que protegen a las personas. También creen en los espíritus del mal, que pueden ser manejados solamente por el brujo. Se dice que están constituidos por espíritus, virtudes o aires buenos y malos que se pueden presentar como vientos o encerradas en el cerro, laguna, piedras, entre otros. Los curanderos utilizan el san Pedro para contrarrestar los aires malos.

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